Balcón sevillano del barrio de La Macarena.
Petril de azotea, atrás las ropas tendidas al sol, no se usaba la lejía para blanquearlas...
Era frecuente por aquellos tiempos en Sevilla , el corral de vecinos y las casitas unifamiliares , con amplio patio en los viejos y populosos barrios; casa de dos plantas. Los balcones de la primera planta , disimulados por una espesa y florida enredadera de pitiminí. Tras el hermoso zaguán y a través de una cancela de forja fechada en 1889 divisábase un patio cuajadito de macetas que desprendían deliciosos aromas y frescor.
Los vecinos, que no eran muchos, en las casitas, velaban el paso de las horas en la azotea, entablando conversaciones entre las lindantes. Era costumbre muy arraígada en verano, tomar el fresco de la noche, los vecinos se sentaban en el poyete, se subían un búcaro, un melón o sandía para compartir. Se cultivaba echar el buen rato. Como nuestro magnifico poeta, Romero Morube que definía a la azotea:-"Floridos salones con techo de cielo"-. Reflejaba que en azoteas sevillanas se establecía una muy buena convivencia. Sobre estas tertulias a diferentes niveles, de azotea a azotea se solía hablar de la "caló orrorosa", el chisme del barrio, travesuras de los chiquillos, de lo "fatá que está la plasa de cara"...
Mi abuela contaba que durante la mañana, el tendido de ropas y el ponerlas a "soleá", blanqueandolas al sol, sin usar la lejía que era "veneno", (ellas tenían ya inventada la ecología). Por las tardes las muchachas subían a ellas para secarse el cabello al aire y después la ceremonia seductora del peinado, entonces lo que predominaban eran los bucles, hermosas trenzas, roetes y moños, que para su distribución se requería la colaboración de la madre, tata, hermana o vecina, eran matas de pelo largo, negro o castaño,
más raro rubio...(En la actualidad, mientras mayor se es más "rubias" lucen).
más raro rubio...(En la actualidad, mientras mayor se es más "rubias" lucen).
Por fotografías he visto que eran peinados preciosos, unas peinadoras verdaderamente artesanas, entre los tiestos de flores y torres de los barrios.
Los célebres comediográfos sevillanos, los Quinteros, estrenaron una bonita y chispeante comedia a principios del siglo XX, autores de mi devoción títulada: "La Azotea", que me dejó un grato recuerdo. De niña fue escenario de mis juegos y travesuras y de joven mi refugio, impagables aquellos ratos compartidos o simplemente sola meditando, disfrutando de ver la calle, el horizonte y los niños jugando. Tanto en el patio como en la azotea eran lugares propicios para las celebraciones familiares en la que todos participábamos entregadamente. En el patio, solia ponerse las tradicionales Cruces de Mayo, y bajo el techo de la galeria se ponía el Nacimiento, en un tonel repleto de leña encendida nos hacía de calefacción y a cantar con las zambombas, panderetas y palillos y endulzando con alfajores, pestiños y rosquillas caseras, regados con aguardientes y vino dulce, no faltaban las peladillas...
Jamás olvidé aquellos tiempos que tantas huellas me dejaron. Los mantengo vivos y les cuento a mis niños aquellos perfumados recuerdos entrañables de una fragancia imborrable...
Foto: Santiago Martín Moreno: Central de Sevillana de Eléctricidad.
No os puedo ofrecer la visión de la fachada y menos de la azotea de mi casa porque la derribaron hace varias décadas. Era de estilo sevillano. Con azulejos trianeros en zanguán y patio, bellísimos, una pena, como tantos otros notables edificios sevillanos. Estaba ubicado en frente de esta casa edificada por D. Aníbal González, lo primero que veía desde mis balcones era esta joya, felizmente conservada, y espero que la sensibilidad y sentido común de los que manden en esto se imponga y no hagan atrocidades, que la conserven.
Es un homenaje al arquitecto más representativo de la ciudad, cuya obra cumbre es la bellísima Plaza de España de Sevilla.
Por la Alpujarra Granadina se ven balconada llenas de geranios como el que muestras arriba, algo que se está perdiendo por la vorágine de la gente y por el mal aire que respiramos nosotros y las plantas.
ResponderEliminarSaludos
Por lo general, en Andalucía gusta decorar los balcones y ventanas con macetas de flores de diversos colores que eran también frondosas y en los patios mucho más, la medalla de oro en esto la tiene Córdoba, es un arte, una maravilla y es tan valorado como arduo...un gozo para los sentidos.
EliminarUn saludo con geranios y jazmines.
Volveremos a tender las sabanas en la azotea, es la recomendación para no usar secadora y ahorrar energía, lo malo es que algunas ya estan ocupadas con el invento de las placas solares.
ResponderEliminarHoy tres memorias de antaño y muy bien explicadas, recuerdos de la niñez de tiempos diferentes, de otra manera de vivir. Un abrazuco
Me gustaría hacer una casa como la que mi familia tenía em Cádiz, con aljibes y sí, había una zona en la que se podía poner las placas solares...se puede tratar mejor al planeta, utilizando mejor sus recursos, respetándolo, no tenemos otro de repuesto...-el usar y tirar- entre otras nefastas "modas", por ejemplo...
EliminarLa juventud, mayoritariamente no sabrá de qué hablo, me temo, sin generalizar en nada en esta vida, claro...
Por desgracia es como dices.
Abrazucos y bezucos.
Los recuerdos bonitos son impagables. Un beso
ResponderEliminarMe has captado perfectamente.
EliminarUnos besotes.
A mi hermana la mayor no le habían cortado nunca su abundante cabellera cuanto tenía 14 o 15 años. Llevaba dos pesadas y apretadas trenzas que llamaban la atención. Empezó a tener jaquecas y el médico las atribuyo a las trenzas. Efectivamente, le cortaron el pelo y no volvieron los dolores de cabeza.
ResponderEliminarUna gozada de recuerdos. Gracias por compartirlos.
Un abrazo.
Sé a lo que te refieres, yo me corté el pelo más tarde, era muy abundante y un rubio intenso, ojos verdes, en casa me decían mucho "Olivitas", yo les sacaba la lengua a aquellos queridos "atrevidos"...peinaba trenza de espigas, pero más la melena ¡Qué tiempos!
EliminarUn abracete.
Preciosas esas azoteas con los geranios en flor, pero lo mejor de todo ello era la convivencia que había y la alegría que no solo afloraba las plantas sino las gentes del lugar.
ResponderEliminarUn abarzo en martes.
Mi azotea tenía dos niveles en Sevilla, y hacía de poyete donde nos servía de asiento, los recuerdos son muchos y he disfrutado de ella sentada leyendo, charlando, contemplando los juegos infantiles en que se podía jugar en la calle y ver un chiquillo obeso era raro...los juegos les eran necesarios para crecer como seres humanos...
Eliminar¡Madre mía, cómo he regresado!
Besitos.
Las azoteas en las casas de antaño eran memorables, aún quedan algunas y se las ve preciosas con su macetas y flores, pero dan nostalgia por lo que se vivía en ellas, un abrazote Maricarmen!
ResponderEliminarNo en todas parten edifican casas con azoteas, yo las prefiero con ellas...
EliminarLa entrada tiene mucho de nostalgias, pero tiene sus puntos, no ni ná...
Besos.
Así tenía mi abuela los balcones, que daba gloria de verlos.
ResponderEliminarBesitos.
No me extraña, hoy día sigo con la costumbre. En Cádiz, era muy frecuente las divisorias en la azoteas, (pequeños muritos bajos en que se dividía la azotea y en ellos poner a "soleá" pequeñas prendas sujetas con piedras grandecitas para que la levantera no hiciera de las suyas) ¿A que sí?
EliminarYa me pasaré por tu casa...
Un beso.
Esos balcones y patios, llenos de macetas son preciosidades y muchos de ellos se conservan en la ciudad de Córdoba.
ResponderEliminarBesos
Sí, lo sé. No me canso de visitar Córdoba. Como los Patios Cordobeses no los hay en ninguna parte, que yo sepa.
EliminarSon joyas espectáculares y señas de identidad de la ciudad. Y eso que los hay muy bonitos en Andalucía, pero Córdoba tiene la corona.
Un beso.
Vuestro clima permitía ese modo, de lo que ahora se llama socializar, que ahora ya nos parece algo de nuestra niñez y de aquí un tiempo una cosa de obras antiguas.
ResponderEliminarEl mundo cambia.
Besos.
Tienes razón, no me gustan tantos cambios, salimos perdiendo ¡Jopé!
EliminarUn abrazo.
Hay cosas, edificios, costumbres, tradiciones, que no deberían terminar nunca. Preciosa entrada amiga mia. Besos :D
ResponderEliminarBueno, no se podrá decir que no valoramos lo que tuvimos...
EliminarNos favorecía mucho la luz, el clima, las tradiciones, el carácter ¡Aiinnssssss!
Un besote.
Me pones los dientes largos, porque cuando he llegado de mi paseo la lavadora había terminado y he tenido que tender la ropa en dos tandas una la grande grande en la terraza con dos platicos de esos salva-lluvias y lo pequeño en un tendedero de esos de andar por los pasillos. Y, de eso va la entrada que voy a escribir hoy pero que no se cuando publicaré. La mañana empezó radiante pero se ha torcido.
ResponderEliminarBesos
Pues estoy deseando leerla, acabo de aterrizar por aquí y voy muy atrasada, ya me iré poniendo al día, dame tiempo.
EliminarUn beso.
Que tiempos y costumbres tan bonitas nos describes, cómo por mi tierra no había ese tipo de viviendas era costumbre en los atardeceres de verano de los pueblos sentarse en la calle los vecinos y conversar a la fresca de todo tipo de cosas, los había que jugaban a las cartas,otras hacían labores ( ganchillo, punto, bolillos,etc.) a la vez que charlaban de todo para esto se bajaban sus sillas y mesa si era necesario y allí se quedaban hasta la hora de la cena, los había que trás la cena volvían a bajar a la calle a charlar otro rato hasta la hora de acostarse. Una pena que estas tradiciones ya no se ven, todo lo bueno está desapareciendo.Besicos
ResponderEliminarAh, por supuesto, también era costumbre de sentarse en sillas en la puerta de entrada a la vivienda en verano y los críos jugaban en la calle, pero no estaban hasta tarde, se iban a la cama y se quedaban los adultos hasta tarde "arreglando" u otro temas...se comía pipas de girasol, de melón o calabaza y el búcaro cerquita, (botijo en finolis).
EliminarNuestros lectores jóvenes se estarán enterando de lo que vivimos nosotros, jejejeje
Un beso.
Cuánto de parece nuestra arquitectura a la vuestra, amiga... Qué maravilla!!...
ResponderEliminarHola Carlos, tenemos mucho en común, costumbres compartidas desde hace siglos...
EliminarLas azoteas, un lugar ideal, para vivir la independencia , una manera de aislarse del mundo para disfrutar de tu propio mundo.
ResponderEliminarMuy bonito lo que nos compartes.
Un abrazo y feliz año 2023.
Lo que necesitaba tu estado de ánimo, lo encontrabas en la azotea, al menos, eso me ocurría a mi...
EliminarTodavía se puede decir:
Buen año 2023.
Un beso.
Feliz año nuevo!!! (que como me has felicitado en otra entrada no lo había visto).
ResponderEliminarTodo lo de antes es lo MEJOR, no hay comparación con lo de ahora.
Un abrazo fuertote.
Gracias, preciosa.
EliminarBueno, mucho de lo de antes era mejor, pero los actuales avances no tienen desperdicios, es el uso que hagamos de ellos, por ejemplos, el móvil, un cuchillo te puede matar o salvar la vida, en fin...
Un beso, me alegro volver a verte por aquí.
Un gran abrazo.
Me ha gustado mucho tu entrada y la definición que transcribes de "azotea"
ResponderEliminarPena de que se perdiera tu casa pero por lo menos tienes como buena referencia esa joya arquitectónica de Aníbal González.
Hola comadre, han hecho verdaderas barrabasadas con la piqueta, es tan lastimoso como inaceptable en determinados y destacados edificios de la ciudad...
EliminarYa me pasaré por tu blog, acabo de regresar...
Un besote.
Que preciosos recuerdos. Besos.
ResponderEliminarNo los olvidaré nunca, tengo muy buena memoria, por ahora.
EliminarUn beso.
Hay balcones y azoteas de una preciosidad que enamoran.
ResponderEliminarGracias por tu post. Un abrazo
Ni una coma que añadir a eso.
EliminarBesotes.
Que hermoso todo lo que cuentas de las azoteas y esos balcones que todavía hoy causan admiración, igualmente que los patios. Que maravillosos aquellos tiempos donde todo era tan natural y no existían tantas cosas que destruyen el ambiente y también esas encantadoras tertulias en las noches de verano, que también en Madrid, cuando yo era pequeña, las hacían los mayores a las puertas de las casitas bajas, después de un día caluroso.
ResponderEliminarAhora la televisión y los aparatos electrónicos han desplazado a la socialización...
Me ha encantado tu relato.
Un abrazo y buen día.
Ciertamente, en la época de las grandes comunicaciones es cuando más aislados vivimos, vas en el bús y muchos no miran las calles, edificios, monumentos, habla con el compañero ¡Solo mira el móvil!
EliminarPues creo que merece la pena hablar de todo, que sepamos lo que perdimos...
Un abrazo preciosa.
Bonitos balcones,cariños.
ResponderEliminarLos hay todavía, pero ya muchos menos. Las casas modernas parecen cajones y no se prestan para poner macetas en las ventanas y los balcones, si no tienen salientes, no las puedes poner...
EliminarUn beso.
¡Ay, cuantos recuerdos!
ResponderEliminarHe vivido largos años en Sevilla. Soy andaluza de adopción.
Esas azoteas encaladas tienen el duende y la magia del sur.
Qué bonito lo cuentas.
Recuerdo bien esas casas sevillanas, porque viví en la mismísima Plaza de Doña Elvira en una de ellas.
Me has retrotraído a una época muy bonita en mi vida.
Gracias.
Afortunada has sido de vivir en una de las plazas con más encanto de Sevilla, poco tengo entonces que añadirte...
ResponderEliminarMe alegro de traerte bonitos recuerdos.
Me voy poniendo poco a poco, después de las fiestas.
Besos.
Leyendo tu entrada me viene a la mente elñ recuerdo de niño, en casa de mis tíos y con mis primos, paseando por Sevilla, pos esas calles y azoteas, disfrutando del entorno aunque con los años y los recuerdos es cuando aún mas disfrutas.
ResponderEliminarUn Abrazo.
Sí, así ers. Debemos reflexionar lo que tuvimos y lo que merecía la pena conservar dentro de la natural evolución.
EliminarGracias por comentar.
Abrazo.
Que bonitos recuerdos de mi infancia me has traído, con estas vivencias de años atrás, que yo tampoco olvido. Pero sobre todo me ha encantado ese gracejo andaluz que tu dominas como nadie, y al que nos tienes acostumbrados en todas tus publicaciones. Gracias.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, amiga.
Tu y yo tuvimos aquellas vivencias de gratos recuerdos y nos dejaron huellas que perduran en el almacén de los recuerdos...
Eliminar¡Qué tiempos, Manuel!
Un beso.
Que bonitos recuerdos me traes, de aquella zotea de la calle Constancia de Triana donde nació y se crió mi mario Besosss
ResponderEliminarHola Ángeles, recuerdos tan entrañables como bonitos...y de Triana ¡Casi ná!
EliminarBesos.
Es muy lindo lo que cuentas.
ResponderEliminarY esos balcones tan preciosos.
Un beso.
Hola Amelia, conviene que los más jóvenes sepan de la historia y que defiendan lo que se pueda conservar para evitar que se pierdan...
EliminarUn beso.
Hola! que azoteas tan bonitas, en Asturias no se ven. Algún día me gustaría visitar el sur. Besos
ResponderEliminarHola guapetona, acabo de reanudar mi actividad bloguera como es habitual, me estoy poniendo al día poco a poco...
EliminarPues aquí te esperamos, te gustará Andalucía.
Un beso.
Ya lo creo que eran buenos tiempos. Yo también recuerdo mi barrio, eran casas de planta baja y un solo piso y salíamos por las noches de verano a tomar el fresco y algunos hasta se quedaban a dormir con las puertas abiertas. Nos reuníamos y los mayores nos cantaban sus batallas y cuentos, ¡Igualito que ahora! Y qué felices éramos hasta que llego la televisión.
ResponderEliminarUn gran abrazo, amiga.
Son recuerdos imborrables, Juan. Por lo general, me gusta comprar por mi barrio, productos frescos, a buen precio, (dentro del disparate actual), cómodo y de confianza...
ResponderEliminarHay enseñanzas que mantengo. Eso de -usar y tirar- no me entusiasma, a veces es inevitable, por supuesto.
Me encantan las sobremesas, como antaño y las tertulias, una fuente de aprendizaje y con valores...y no soy ningún "bichito raro".
Abrazo.
Me encantan esas azoteas floridas. Por aquí, ya son pocas las casas que mantienen coloridas sus azoteas con flores. Un abrazo. CArlos
ResponderEliminarYo conservo esa tradición, pero se están perdiendo muchas y las casas, sin generalizar, parecen "cajones" grandes, no tiene carácter de barrio sevillanos como las casas de antaño de Triana, Macarena, S. Bernado, etc...sus patios, eran muy bonitos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y nunca olvides esos momentos, son los que marcan el sentir y la vida en toda su maravillosa dimensión.
ResponderEliminarMil besos y abracitos.
No, ni mucho menos, como tampoco suelto a la niña que llevo dentro. Forman parte indivisible de mi vida ¡Es un contundente motivo!
ResponderEliminarBesos, preciosa.