De la mano de Dorotea, el relato de esta semana trata la gratitud, esta es mi aportación...pulsen para leer otras participaciones: clic para leer
Al morir mi abuela, la enterramos en un pequeño cementerio rural, junto a su marido. Entre los asistentes al funeral estaba una figura desaliñada, vestida con un viejo traje obscuro y arrugado. Apretaba contra el pecho un ajado sombrero de fieltro, y las lágrimas le corrían abundantes por entre los surcos de las mejillas sin afeitar.
Se llamaba Pablo, y había vivido en la granja vecina a la de mis abuelos. Era tierra pobre. Su familia, a veces, pasaba estrecheces, pero era gente muy buena, digna y orgullosa y Pablo siempre llevaba a la escuela la fiambrera, a menudo vacía, para que no pareciera que no había comida en casa. Hasta que la abuela se fijó en eso...
Iba a buscar a mi padre todas las mañanas, para ir juntos al colegio, mantuvieron una gran amistad durante toda la vida. Dejaba su fiambrera en la mesa de la cocina, donde mi abuela estaba ocupada llenando las de sus hijos. Ella, muy disimuladamente, llenaba también la de Pablo y, en la escuela, mi padre jamás advirtió que las dos comidas eran iguales.
La abuela nunca dijo a nadie lo que ocurría, ni tampoco lo contó Pablo, pero él recorrió a pie los tres kilómetros hasta su tumba. Aún era pobre y estaba hambriento, pero resuelto a rendirle el último tributo muy cariñoso y agradecido a la abuela, quien le había llenado el plato y, sin embargo, había dejado intacto su amor propio...
Imágenes de la red.
¡Qué bonito amiga mía!
ResponderEliminarGracias Margarita, siempre tan generosa.
EliminarUn beso.
Maravilloso y breve así es el agradecimiento. Saludos y bienestar
ResponderEliminarSignificativo y breve, llega mejor, creo.
EliminarGracias por venir y comentar.
Un abrazo.
Así tendría que ser siempre. Un beso
ResponderEliminarLos hay así, afortunadamente, deberían ser más...
EliminarUn beso.
Tierno relato y eso si es agradecido y tener gratitud. Me ha gustado leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Campi, siempre eres fiel y tienes una palabra de ánimo.
EliminarBesos.
Nada mas que decir...
ResponderEliminarPues veo que sabes expresarlo, gracias Erik.
EliminarAbrazos.
Lo bonito de hacer el bien en silencio, si se proclama pierde sinceridad y bondad. Leeremos bonitas historias de gratitud con Dorotea, Abrazucos
ResponderEliminarEstoy del todo de acuerdo contigo. Así es como se debe hacer el bien...
EliminarEn nuestro grupo de los jueves hay mucho nivel en mis compis, iré pasando por sus blogs, una gozada.
Saltibrincos y besotes.
Esos gestos generosos se recuerdan de por vida. Un abrazo
ResponderEliminarSon tan inolvidables como necesarios y bonitos.
EliminarGracias Neo.
Un beso.
Te envio un abrazo,cariños.
ResponderEliminarGracias preciosa, me pasé por tu casa, me encantó.
EliminarAbrcetes.
Impactante relato, hay que leerlo bien y ver lo que encierra, siempre me han gustado los relatos, la escritura, ese medio de transmisión para hacer llegar un mensaje, esa forma de mantener el interés en el mismo.
ResponderEliminarSaludos
Ciertamente, si lees con atención te das cuenta de su profundidad y nobleza...
EliminarGracias por comentar, José Antonio.
Saludos.
Sea real o no, es un ejemplo de agradecimiento a esa abuela que adoptó al chico, sin dañar su orgullo
ResponderEliminarPrecioso post. Un abrazo
Es el AGRADECIMIENTO en todo su valor, ni más ni menos, gracias Albada.
EliminarBesos.
Precioso relato amiga, esa es la grandeza del corazón y de las personas que son muy especiales en la vida.
ResponderEliminarUn gran abrazo y buen resto de semana.
Hola Juan, muchas gracias por tus ánimos. Siempre existieron personas así. nos lo dice la historia.
EliminarVoy atrasadita, ya pasaré por tus blogs.
Abrazos.
Bella entrada.
ResponderEliminarEscribía Quevedo que el agradecimiento es la parte importante de un hombre de bien.
Ya sabes el refrán "el que no es agradecido no es bien nacido".
Besos.
Hola Juan, te diré qu era el refrán favorito de mis mayores, y yo recogí el relevo...
EliminarGracias compadre.
Un beso.
Una historia muy humana, la que nos dice de que no todo está perdido entre nosotros.
ResponderEliminarBesos.
Lo has reflejado perfectamente, es para mantener la esperanza bien cogida...
EliminarBesos.
Una complicidad hermosa, una gran historia, Maricarmen, un abrazo!
ResponderEliminarTan bonita como ejemplar, eso es...
EliminarGracias preciosa.
Besitos.
Precioso relato lleno de humanidad, amistad y gratitud. Siempre suele ocurrir que las personas más humildes son las más agradecidas, y así fue hasta el último momento, a pie y con la misma hambre, pero con agradecimiento.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Abrazos.
Hola José Luis, acabo de venir de tu casa, te he comentado. Me impactó tanto como me gustó tu entrada sobre el agradecimiento...
EliminarGracias por tus cálidas palabras. la historia no es imaginada. ¡Jamás olvidaré a mis abuelos! Soy muy familiar...
Un abrazo.
Cuántas buenas acciones disimuladas deben haber, de las que nadie se ha percatado nunca.
ResponderEliminarBesossss
Hola Gabilinte, así es, pero el tema bien merece que se repare en él, nuestra amiga Doro nos propuso el tema y bien merece que se repare en él y nosotros lo hemos elaborado con sentimiento e ilusión, leeré a todos los compis, si bien voy atrasadilla.
EliminarGracias por venir.
Abrazo.
Lo he procurado no extenso, significativo y con valores...
ResponderEliminarGracias, Mari Carmen.
Besos.
Un interesante relato. Beso
ResponderEliminarBien merece una entrada esta virtud tan necesaria como valiosa...
EliminarGracias Ana.
Un besito.
Un bello relato y lleno de generosidad de la buena.Besicos
ResponderEliminarAgradecida por tu comentario. Besos.
EliminarUna belleza de historia. Gran corazón.
ResponderEliminarLa gratitud es un gran sentimiento.
Un beso.
Gracias Amalia, es una gran y muy necesaria virtud, con enorme sentimiento.
EliminarBesos.
Realmente brillante, emotivo y aleccionador.
ResponderEliminarLa cita de Lao Tsé, genial y oportuna.
Saludos.
Hola Enrique, gracias por comentar, sobre todo, por quedarte, bienvenido.
EliminarSí, la cita es de lo mejor que he encontrado para la entrada,
Un abrazo.
Agradecida, Mari Carmen. El tema prometía y mucho, Doro escogió muy bien. Puedes leer más textos sobre el tema si pulsas en el enlace, en la parte superior.
ResponderEliminarGracias a ti por venir.
Besos.
¡Qué bonita y conmovedora historia! Me ha llegado al alma. Ya lo dice la sabiduría popular " De bien nacidos es ser agradecidos"
ResponderEliminarUn beso, Mari Carmen
Buenos días Rita, justo ese refrán era uno de los preferidos de mi abuela, y se quedó fijo en casa. El agradecimiento es puerta destacada en la convivencia y por extensión, la sociedad.
EliminarGracias.
Besos.
Es bello recibir, pero aún más dar cuando puede hacerse en silencio. Una preciosidad de relato. Besos.
ResponderEliminarGracias Molí, he participado en tu convocatoria muy motivada por el tema. Has tenido una idea genial.
EliminarEn este curso estoy con más actividades, participaré siempre que pueda.
Un abrazo
Bonita entrada sobre la gratitud, puedo leer que “La ruta a la felicidad es la gratitud”
ResponderEliminarno se si será cierto pero si que es importante esa virtud para llegar a ser feliz, pero no solo la única.
Saludos
Hola Emilio Manuel, es cierto. No es solo esa, pero lo es es de las principales virtudes...
EliminarSaludos mañaneros.
Es una preciosa historia que habla de un hombre de bien. Dicen que el que es agradecido es bien nacido y eso lo ha hecho ver con su presencia en el entierro de tu abuela...respecto a este hombre. La consecuencia que saco es que no hay que ver como van vestidos y las falsas apariencia del exterior...hay que mirar hacia el interior y entonces vemos lo valiosa que es la persona.
ResponderEliminarTu abuela demostró en su día mucha humanidad y esas buenas obras tienen su recompensa, como es la eterna gratitud del que entonces era un niño y además la gran satisfacción de que ha obrado haciendo el bien.
Besos
Hola Antonia, observo que entre vosotros citáis mucho ese refrán, era uno de los preferidos de mi abuela y se quedó arraigado en mi casa.
EliminarEl valor de lo sincero, generoso, la empatía y lo noble envuelve la GRATITID.
Besos.
Muy tierno y lindo relato amiga, todavía hay gente agradecida, lo se... Saludos.
ResponderEliminarGracias Sandra, haberla haylas, y no pocas, afortunadamente, es lo que pienso...
ResponderEliminarUn abrazón.
bella historia de solidaridad, hermoso el gesto anónimo para el resto que no para los dos protagonistas: tu abuela y el amigo de tu padre. " que tu mano izquierda no sepa lo que tu mano derecha haga..." Es tan fuerte el pregonar que eres solidario en este momento que el anonimato casi ha desaparecido, los tiempos cambian pero la gratitud la solidaridad que transmites afortunadamente continúa. Un abrazo
ResponderEliminarLo has adivinado, eso dice mucho de tu sensibilidad y observación, jamás olvidaré a mis abuelos...
ResponderEliminarHacer el bien de manera noble y digna no se ve como antaño, pero haberlos hylos...
Gracias por comentar, no te prives, jeeeeee.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho tu relato. La gratitud, siempre.
ResponderEliminarGracias por ello
Abrazos
Hola Maite, gracias por tus palabras, dan ánimos para seguir...
EliminarEs tan necesaria como hermosa la gratitud.
Un beso.
Que relato más bonito, un bien sin esperar nada, una ayuda desinteresada, me ha encantado. Un saludo.
ResponderEliminarEs tener empatía, nobleza y solidaridad, custodiada con la discrección y el respeto...Y no hacer que "se enteren los demás"...
EliminarGracias por comentar. Bienvenida.
Un abrazo.
Sensible y delicada tu abuela, (o la protagonista)y muy noble también Pablo en su agradecer en la despedida. Las personas como ellos son las hacen del mundo un lugar bello, más habitable. Precioso relato. Un abrazo grande.
ResponderEliminarAgradecida por tu comentario, eres observadora y sensible, sí, era mi abuela, y siempre la tengo presente, su recuerdo es imborrable y sus enseñanzas también.
EliminarSiguen habiendo buenas gente, haberlas haylas...
Un beso.
Alguien agradecido y con determinación para demostrar su agradecimiento.
ResponderEliminarMuy adecuado al tema.
Un abrazo.
Un relato "bordado" a la antigua usanza que casi no dice nada y lo dice todo. Orgullo preservado y gratitud eterna... Qué más se puede pedir? Gracias (!) por participar y compartir un recuerdo tan precioso. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Demi, encantada de volver a verte por esta tu casa.
ResponderEliminarLas enseñazas y el cariño de los abuelos son imborrables.
Un abrazo.
Un relato hermoso para una tierna historia de agradecimiento. Entre Pablo y esa abuela suspicaz y sensible se forjará algo que ni la muerte podrá borrar. Me ha resultado un placer leerte.
ResponderEliminarBesos
Muy bonito Mari Carmen, me gusto mucho. Besos y abrazos.
ResponderEliminarEres un cielo. Gracias preciosa.
ResponderEliminarUn beso.